EU
revela nexos entre Arturo Beltrán Leyva y gobierno de Felipe Calderón.
Un
testigo usado en contra de Iván Reyes Arzate, ex policía federal que lideró
durante varios años una unidad de investigaciones especiales de la corporación,
aseguró que el ex mando policiaco y altos funcionarios se reunieron con Arturo
Beltrán Leyva, “El Barbas”, y les habría pagado millones de dólares por
información.
Un
ex enlace mexicano de alto nivel con la agencia antidrogas estadounidense (DEA)
es procesado en Estados Unidos por pasar información al cártel de las drogas de
los hermanos Beltrán Leyva durante al menos siete años a cambio de millones de
dólares.
Iván
Reyes Arzate, quien se entregó a las autoridades estadounidenses en Chicago,
era el comandante de una unidad de inteligencia especial que compartía
información tanto con la DEA como con el Departamento de Justicia de Estados
Unidos, según la acusación revelada el miércoles por una corte de distrito del
Illinois.
Horas
antes de que dicha corte informara del proceso contra Reyes Arzate, el
comisionado de la Policía Federal de México, Manelich Castilla, informó del
caso pero sin especificar el nombre ni cargo del mismo. Castilla sólo dijo que
el “ex policía” fue separado de su cargo en noviembre y que se entregó
recientemente a las autoridades estadounidenses en Chicago.
La
acusación estadounidense va, sin embargo, mucho más allá. Detalla que Reyes
Arzate, de 45 años, lideró durante varios años una unidad de investigaciones
especiales de la Policía Federal y, como jefe de la misma, era “el principal
enlace de información” con las autoridades estadounidenses.
Según
un ex policía federal que pidió el anonimato porque ya no forma parte de ese
cuerpo, Reyes Arzate estaba en el tercer nivel de mano de dicha corporación.
Sin
embargo, trabajó también para el cártel de los Beltrán Leyva al menos desde
2009, ya que la acusación asegura que mantuvo encuentros directos con su líder,
Arturo Beltrán, y este capo murió abatido por las fuerzas federales mexicanas
en diciembre de ese año.
Las
unidades especiales, llamadas SIU por sus siglas en inglés (Sensitive
Investigative Unit) surgieron en los años 90 para tener grupos de plena
confianza con los que Estados Unidos pudiera intercambiar la información más
delicada.
Por
ese motivo, sus mandos eran entrenados e investigados previamente por los
estadounidenses quienes, además, se encargaban de los controles de confianza y
los exámenes del polígrafo. No obstante, según la acusación, “algunos
comandantes senior” de esas unidades quedaron exentos de tales pruebas.
El resultado, al menos
en este caso, fue la infiltración.
Reyes
Arzate era un funcionario con acceso a información confidencial y delicada de
la lucha contra el crimen organizado que supervisó operaciones que conllevaron
numerosas detenciones, “incluidas las de múltiples miembros del Cártel de
Sinaloa acusados en este distrito”, dice la acusación sin especificar.
Sin
embargo, al mismo tiempo, facilitaba información a los Beltrán Leyva a cambio
de pagos regulares que sumaron millones de dólares y conspiraba para “obstruir,
influir e impedir” cualquier investigación que les afectara.
“Saben
que estás ahí y quieren ver con quién andas. No hables”, advertía el ex policía
a los capos, a quienes incluso proporcionó fotos de las investigaciones en
marcha y les pedía deshacerse de los teléfonos interceptados.
“Líbrate
de todo (…) Ayer llegó un audio y dijeron que estaban en el segundo nivel (…)
No andes con nadie en público los próximos días” eran el tipo de datos y
consejos que daba, según transcripciones de sus conversaciones incluidas en la
acusación y que comenzaron a ser rastreadas el pasado mes de septiembre.
Fuente
- Sin Embargo
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