Las telenovelas son basura, solo sirven para manipular a las personas: Layda Sansores

Cuando en la antigua Roma se acuño la frase Panem et circenses, se reconocía una nueva forma de hacer política. Estos se ofrecían al pueblo a cambio de obediencia. La entrada a los espectáculos y el fácil acceso a los alimentos más que un esparcimiento eran un derecho ciudadano.



Siglos después, las telenovelas mexicanas, vistas en todo el mundo son casi, el pan de los mexicanos. No se cobra por la transmisión, ya que es gratuita, dentro y fuera de la televisión, porque lo que sucede en el país hoy día no dista mucho de una telenovela.
Ver telenovelas en nuestro país es sinónimo de ignorancia, y tristemente un gran porcentaje de la ciudadanía las ve. Les ilusiona llegar a su casa a verlas e incluso en ocasiones, se vuelven temas centrales en sus vidas. Las telenovelas mexicanas atontan, adormecen y crean estereotipos que provocan vagas esperanzas, detallo Layda Sansores.



Se viven vidas a través de los guiones pobres y trágicos que lo único que aportan a la vida de quien las ve, es ilusión fatua de volverse millonaria al casarse con el hombre perfecto o de volverse patrón mañana. Las telenovelas legitiman comportamientos pobres y violentos, racistas. Todos nos equivocamos, ciertamente las consecuencias de los errores son las que nos hacen crecer y ser mejores, es la única forma de hacerlo.

Y en México, hoy, la primera dama no es solo la actriz que caracterizó a "La Gaviota" en una de las telenovelas con mayor rating en la historia de la televisión Mexicana, con miles de seguidores que suponemos han de haber sido de ayuda a la hora de que el entonces Gobernador del Estado de México se decidiera a cortejarla, sino protagonista de una de estas historias muy a la mexicana.

Grabada agrediendo verbalmente a la querida de su marido, quien estuviese a su lado desde que estuviese casado con su primera esposa, encabeza un drama de corrupción que, en cualquier otro país, estaría siendo ya minuciosamente analizado, debido a la gravedad del asunto. Aquí no es importante el comportamiento íntimo del presidente, sino la corrupción.

La empresa televisora para la que trabajaba la esposa del presidente, le cedió una casa en una o de las mejores zonas de la ciudad, cuatro meses después de su renuncia y 17 días después de efectuar su boda con el candidato a la presidencia.

Esto, definitivamente, es problema entre la televisora y la pareja presidencial. No suena ni lógico ni honesto, pero es un acuerdo entre ellos. Lo que está en tela de juicio es que la esposa del presidente, para ampliar la casa en cuestión, adquiriera la casa aledaña, que está a nombre del principal contratista en el gobierno del de su marido cuando estuviera al frente del Estado de México.

Contratista que obtuvo obras por 600 000 000 de dólares. Quien ahora que Peña Nieto se encuentra en la presidencia tiene contratos multimillonarios en diferentes estados de la república.

Contratista que remodelara la casa y tras estos cambios su valor aumentara en más de 10 veces el costo original. Eso, aquí y en China, se llama corrupción.
Pero la mejor parte de ésta historia, es que salió a la luz. Que los mexicanos al parecer, hemos despertado del letargo que han dejado las telenovelas para solicitar que se aclare la historia que vive México hoy.

Proactivos, los mexicanos no estamos permitiendo que este comportamiento se acepte, e indignados pedimos cuentas.

Es hora que la impunidad salga de la pantalla, que se deje de ver como si fuese un programa de televisión donde no se puede más que aceptar la actuación, concluyo Layda Sansores.

Con información de nitanurbano

Las telenovelas son basura, solo sirven para manipular a las personas: Layda Sansores

Las telenovelas son basura, solo sirven para manipular a las personas: Layda Sansores

Cuando en la antigua Roma se acuño la frase Panem et circenses, se reconocía una nueva forma de hacer política. Estos se ofrecían al pueblo a cambio de obediencia. La entrada a los espectáculos y el fácil acceso a los alimentos más que un esparcimiento eran un derecho ciudadano.



Siglos después, las telenovelas mexicanas, vistas en todo el mundo son casi, el pan de los mexicanos. No se cobra por la transmisión, ya que es gratuita, dentro y fuera de la televisión, porque lo que sucede en el país hoy día no dista mucho de una telenovela.
Ver telenovelas en nuestro país es sinónimo de ignorancia, y tristemente un gran porcentaje de la ciudadanía las ve. Les ilusiona llegar a su casa a verlas e incluso en ocasiones, se vuelven temas centrales en sus vidas. Las telenovelas mexicanas atontan, adormecen y crean estereotipos que provocan vagas esperanzas, detallo Layda Sansores.



Se viven vidas a través de los guiones pobres y trágicos que lo único que aportan a la vida de quien las ve, es ilusión fatua de volverse millonaria al casarse con el hombre perfecto o de volverse patrón mañana. Las telenovelas legitiman comportamientos pobres y violentos, racistas. Todos nos equivocamos, ciertamente las consecuencias de los errores son las que nos hacen crecer y ser mejores, es la única forma de hacerlo.

Y en México, hoy, la primera dama no es solo la actriz que caracterizó a "La Gaviota" en una de las telenovelas con mayor rating en la historia de la televisión Mexicana, con miles de seguidores que suponemos han de haber sido de ayuda a la hora de que el entonces Gobernador del Estado de México se decidiera a cortejarla, sino protagonista de una de estas historias muy a la mexicana.

Grabada agrediendo verbalmente a la querida de su marido, quien estuviese a su lado desde que estuviese casado con su primera esposa, encabeza un drama de corrupción que, en cualquier otro país, estaría siendo ya minuciosamente analizado, debido a la gravedad del asunto. Aquí no es importante el comportamiento íntimo del presidente, sino la corrupción.

La empresa televisora para la que trabajaba la esposa del presidente, le cedió una casa en una o de las mejores zonas de la ciudad, cuatro meses después de su renuncia y 17 días después de efectuar su boda con el candidato a la presidencia.

Esto, definitivamente, es problema entre la televisora y la pareja presidencial. No suena ni lógico ni honesto, pero es un acuerdo entre ellos. Lo que está en tela de juicio es que la esposa del presidente, para ampliar la casa en cuestión, adquiriera la casa aledaña, que está a nombre del principal contratista en el gobierno del de su marido cuando estuviera al frente del Estado de México.

Contratista que obtuvo obras por 600 000 000 de dólares. Quien ahora que Peña Nieto se encuentra en la presidencia tiene contratos multimillonarios en diferentes estados de la república.

Contratista que remodelara la casa y tras estos cambios su valor aumentara en más de 10 veces el costo original. Eso, aquí y en China, se llama corrupción.
Pero la mejor parte de ésta historia, es que salió a la luz. Que los mexicanos al parecer, hemos despertado del letargo que han dejado las telenovelas para solicitar que se aclare la historia que vive México hoy.

Proactivos, los mexicanos no estamos permitiendo que este comportamiento se acepte, e indignados pedimos cuentas.

Es hora que la impunidad salga de la pantalla, que se deje de ver como si fuese un programa de televisión donde no se puede más que aceptar la actuación, concluyo Layda Sansores.

Con información de nitanurbano

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