David, un bautista de 19
años del sur de Estados Unidos, cursaba su primer año en la Universidad
Estatal. El programa de estudios le exigía tomar varias materias optativas
sobre humanidades o religión. Había recorrido de arriba a abajo el catálogo de
cursos y encontró una clase de religión comparativa, que le interesaba
particularmente, y que era impartida por el profesor de religión más
distinguido de la escuela.
El profesor, graduado de
un famoso seminario teológico de la Liga Ivya, empezó la clase con una
declaración que tomó a David por sorpresa: "Vamos a examinar la historia y
creencias de los principales movimientos religiosos del mundo; pero déjenme decirles
desde un principio que partiremos de la presuposición de que cada uno de ellos
es una expresión legítima de la experiencia cultural, social, psicológica y
existencial de sus adeptos. Aunque pueden diferir en las declaraciones externas
y formales de su doctrina y prácticas, todos expresan una esencia similar de
reverencia y misterio por la vida y el universo. Además, asumiremos que cada
uno de los fundadores de las religiones expresaba, a su manera particular,
conceptos morales y espirituales universales similares. Así que asumiremos que
todos son iguales en autoridad y en la validez de sus revelaciones".
David volteó y recorrió el
salón con la mirada. ¿Alguien más estaba tan pasmado como él por la declaración
del maestro? Aparentemente no, ya que todos los demás estudiantes estaban
viendo al frente, sin mostrar señales de sorpresa o preocupación.
Desafortunadamente, la
experiencia de David es común para los estudiantes universitarios. Muchos que
se han criado en hogares cristianos e iglesias conservadoras, se confunden
cuando las doctrinas de su fe son puestas en duda por figuras de autoridad como
los maestros universitarios.
David no tomó la
declaración de su maestro como hecho irrefutable. Decidió investigar los
reclamos de veracidad de las diferentes religiones y la aseveración de que
todos los líderes eran iguales. Después de varios meses de estudio, llegó a la
conclusión de que no todas las religiones eran iguales y que Jesucristo fue y
es superior a los fundadores de otras de las principales religiones del mundo.
Su conclusión se basó en cinco verdades.
1. Jesucristo es el único
entre los fundadores de religiones que no tuvo principio en el tiempo y el
espacio.
La Biblia enseña que
Jesucristo, a diferencia de cualquier otra persona que haya existido, no tuvo
inicio en el tiempo ni el espacio. Es decir, Jesús preexiste eternamente como
Dios Hijo en la divinidad con Dios Padre y Dios Espíritu Santo. En la creencia
de los cristianos, aunque éstas tres son personas separadas, son un sólo Dios
(ver Mt. 28:19-20; 1 Cor. 8:6, 12:4-6; 2 Cor. 1:21-22, 13:14; 1 P. 1:2).
El evangelio de Juan
declara: "En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios,
y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas
las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir" (Jn
1:1-3, NVI).
En Colosenses 1:15-17
(NVI), el apóstol Pablo declara: "Él es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las
cosas en el cielo y en la tierra. . . todo ha sido creado por medio de él y
para él".
El mismo Jesús, al ser
cuestionado sobre su origen, hizo una audaz declaración: "antes que
Abraham naciera, ¡yo soy!" (Jn 8:58, NVI).
La Biblia enseña que Jesús
existió eternamente y que no tuvo origen cronológico. Ningún otro líder
religioso puede hacer tal declaración. Gautama Buda (560-480 a.C.), Mahoma
(570-632 d.C.), Confucio (551-479 a.C.) y todos los demás fundadores de
religiones empezaron su vida al nacer. Jesús ya existía, como deidad en el
cielo, antes de su nacimiento terrenal.
2. Jesucristo es el único
de los fundadores de una de las religiones importantes que vino al mundo como
él lo hizo.
Aunque Jesús pre-existió
eternamente como Dios, la Biblia indica que entró a este mundo en forma única.
Nació a este mundo de una virgen.
Según Mateo 1:20-21 (NVI),
un ángel del Señor dijo a José que no temiera tomar por esposa a su prometida
embarazada, María, "porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados.
" Mateo explicó
(1:22-23, NVI): "Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor
había dicho por medio del profeta: 'La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y
lo llamarán Emmanuel (que significa Dios con nosotros)'".
El evangelio de Lucas
registra que María misma fue notificada por el ángel Gabriel que quedaría
embarazada y daría a luz a un hijo (ver Lucas 1:26-33). Lucas dice que su
respuesta fue de incredulidad: "¿Cómo podrá suceder esto. . . puesto que
soy virgen? (Lucas 1:34, NVI)?
El ángel le explicó (Lucas
1:35-37, NVI): "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo
de Dios. . . Porque para Dios no hay nada imposible".
Entonces Jesús, a
diferencia de todos los demás líderes religiosos, fue concebido milagrosamente
y nacido de una virgen. Aún Moisés, el gran profeta hebreo, tuvo un padre
terrenal.
Mahoma, el fundador del
islamismo, también nació de hombre y mujer y no afirmó ser Dios. Baha'u'llah
(1817-1892), el profeta supremo de la fe baha'i, fue concebido normalmente y
nació en forma ordinaria.
3. Jesucristo es el único
de los fundadores de una de las religiones importantes que vivió una vida
perfecta y sin pecado.
Para ser justos, los
cristianos están de acuerdo en que muchos de los fundadores de religiones
enseñaron altos estándares de moralidad y justicia. Por ejemplo, Buda enseñó el
Camino de los Ocho Pasos como forma de sabiduría y moralidad. Baha'u'llah
enseñó altos principios de justicia, paz mundial y derechos humanos. Moisés,
por supuesto, proporcionó los Diez Mandamientos y los libros de la ley.
En ninguna de estas
religiones, ni en otras no cristianas, los adeptos afirman que su fundador fue
perfecto y sin pecado. Sólo los cristianos afirman, como enseña la Biblia, que
Jesucristo estuvo desprovisto de la mancha del pecado. El autor de Hebreos
declara: "Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera
que nosotros, aunque sin pecado" (Hb. 4:15, NVI).
De la misma forma, al
comentar sobre la eficacia de la expiación de Jesús, el apóstol Pablo declaró:
"Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,
para que en él recibiéramos la justicia de Dios" (2 Cor. 5:21, NVI).
Incluso, Poncio Pilatos, el gobernador romano que condenó injustamente a Jesús
a la muerte, admitió: "Por mi parte, no lo encuentro culpable de
nada" (Jn. 19:6, NVI).
Jesucristo, entre todos
los fundadores de religiones, fue el único que vivió una vida perfecta, sin
pecado. Por lo tanto, sólo él estaba capacitado para hacer lo necesario y poner
la salvación a disposición de la humanidad.
4. Jesucristo es el único
entre los fundadores de alguna de las religiones importantes que murió como
sacrificio de expiación por los pecados de la humanidad.
Mahoma enseñó que para
recibir el perdón de los pecados, uno necesita pedirlo sinceramente, y si Alá
(el dios islámico) quiere (y uno nunca puede estar seguro), puede concederlo.
Buda no enseñó que los pecados puedan ser "perdonados", sólo que los
deseos de esta vida deben ser superados por la iluminación espiritual.
Sin embargo, la Biblia
enseña que la única forma de obtener el perdón de los pecados es haciendo un
sacrificio que los cubra. El Antiguo Testamento enseñaba que mediante un
sistema de sacrificios de animales se podían expiar temporalmente algunos
pecados. En cambio el Nuevo Testamento enseña que el sacrificio definitivo por
los pecados fue realizado por Jesucristo al morir en la cruz. Murió como
sacrificio de expiación por los pecados del mundo.
Como Juan 3:16 (NVI)
declara: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para
que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna".
Romanos 8:3 (NVI) asevera:
"la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder;
por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición
de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado".
Sólo Jesús estaba
capacitado para ser nuestro sacrificio, porque no tenía pecado. Además, él se
dio voluntariamente para rescatarnos de nuestra vida pecaminosa y del infierno.
Jesús dijo: "Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia
voluntad" (Juan 10:18a, NVI).
5. Jesucristo es el único
fundador de una de las religiones importantes que resucitó para demostrar su
poder y autoridad.
¿Alguna vez se han
preguntado cuál sería el suceso más importante de toda la historia del mundo?
Podría ser la invención de la rueda, el surgimiento del imperio romano, la
Segunda Guerra Mundial, o la caída del comunismo?
Sin duda, el suceso más
importante de todos los tiempos, y uno de los mejor comprobados históricamente,
fue la resurrección de Jesucristo. La Biblia indica que al tercer día de su
crucifixión se levantó de entre los muertos y luego, durante los cuarenta días
posteriores, fue visto vivo por muchos testigos.
El apóstol Pablo informó a
los corintios que tras su muerte Jesús "fue sepultado, que resucitó al
tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce.
Después se apareció a más
de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque
algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los
apóstoles, y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció
también a mí" (1 Cor. 15:4-8, NVI).
Pablo, junto con los
autores de los cuatro evangelios y los otros escritos del Nuevo Testamento,
estaba absolutamente convencido del hecho de la resurrección de Jesús. Pablo
incluso dice que si no fuera verdad, entonces la fe cristiana sería falsa:
"Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada,
como tampoco la fe de ustedes. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios
por haber testificado que Dios resucitó a Cristo" (1 Cor. 15:14-15, NVI).
De hecho, la verdad de la
resurrección de Jesús es el fundamento principal del cristianismo. Es el único
suceso histórico que da validez a las proclamaciones de Jesús acerca de sí
mismo y al mensaje que los cristianos comunican. Ningún otro líder religioso
apoyó la veracidad y validez de sus declaraciones en forma tan indisputable.
Moisés, como el gran profeta que fue, está muerto. Mahoma está muerto. Buda
está muerto. Confucio está muerto. Baha'u'llah está muerto. Todos y cada uno de
los fundadores de religiones están muertos. Sólo Jesucristo venció a la muerte
misma, afirmando de una vez por todas la verdad de su deidad y señorío.
Sin embargo, Jesús
demostró superioridad sobre todos los demás a través de su nacimiento, vida,
muerte y resurrección. Es así que ninguna otra persona que haya vivido puede ni
debería tener nuestra lealtad como la tiene Jesús. Sólo Él nos ofrece el camino
de salvación y la seguridad de una vida eterna. Como dijo valientemente el
apóstol Pablo hace tanto tiempo: "en ningún otro hay salvación, porque no
hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser
salvos" (Hch 4:12, NVI). Jesús mismo dijo: "Yo soy el camino, la
verdad y la vida . . . Nadie llega al Padre sino por mí" (Juan 14:6, NVI).
Cuando compartamos a Jesús
con gente de otras religiones, con escépticos o ateos, debemos enfocarnos en
por qué creemos que el cristianismo es superior a todo lo demás; sin embargo,
debemos tener cuidado de no minimizar a las otras religiones ni a sus líderes.
Eso sólo aumentaría la barrera que ya pudiera existir. En lugar de eso,
examinemos los principios comunes a otras religiones, pero mostremos claramente
que sólo Cristo es la expresión completa de la revelación de Dios en el mundo,
y el único camino de salvación.
El cristianismo no se
funda sobre sus principios morales ni la profundidad de una experiencia
mística. Si fuera así, no sería mejor que otras religiones del mundo, y
Jesucristo sería un gran líder religioso o maestro de moral más. No, el
cristianismo se funda en la persona y obra de un hombre: Jesucristo. O fue
quien dijo ser --el Señor del Universo, que vino a la tierra como hombre, vivió
una vida sin pecado, murió en la cruz como expiación por nuestros pecados, y
resucitó-- o toda la fe cristiana es una gigantesca mentira.
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